De la vida no me quejo y aunque en los desafíos que la vida me lanza a diario, a veces pierdo de vista lo que es verdaderamente importante.
La vida conmigo ha sido tremendamente generosa . En los momentos de enfermedad, de dificultad, de luto, de cambio... siempre me he sentido muy querido y acompañado. Y por eso y muchas cosas más: Gracias mi Dios.
Creo que he sido capaz de decir a tiempo a mis seres queridos que les quiero y que les agradezco todas sus atenciones, porque a veces no expreso nada a las personas queridas.
Doy por hecho que lo saben y esto no es así. Suelo ser más cariñoso y atento con los de fuera que con los de casa...
La vida va pasando, es larga, no corta . Cada día hay que vivir las 24 horas y no desperdiciar ni un solo minuto en cosas que solo sirven para preocuparme.
Tengo que pasar página a tantas cosas que no puedo cambiar, que ya pasaron y que me hacen sufrir, y que realmente no conducen a ningún sitio.
Sé que en gran parte soy responsable de lo que cosecho, porque en algún momento recojo lo que me sembrado.
No he de entristecerme porque alguien no me acepte, no quiera como creo merecer, porque lo que yo soy y creo no es lo que creen los otros .
Hay que aprender y no posponer nada, porque hoy es hoy. Mañana, será otro hoy....
Intentaré resolver las cosas mientras, porque sino pierdo interés. Voy a no decir nada desagradable porque: palabra suelta no tiene vuelta.
Siempre es mejor tratar a los demás como me gustaría que me traten. Lo importante son las personas que quiero y que me quieren.
Hay que soltar el mal pensamiento, el resentimiento y acordarme que toda persona tiene cosas buenas y positivas.
Agradezco su apoyo en las Primeras Comuniones, la Purísima de los Adultos Mayores, ahora viene la fiesta de Navidad de los niños y de los Monaguillos.
Me alegra poder compartir cotidianamente lo que escribo y comparto. Prepárate para Navidad. Que Jesús, María y José te acompañen.
Lee, medita y comparte
P. Óscar
No hay comentarios:
Publicar un comentario