Las decisiones que a lo largo de la existencia debo tomar provienen de los principios y valores que he asimilado, aceptado y vivido.
Sin principios ni valores básicos no puedo emprender caminos difíciles. El
recorrido de la adversidad solo es posible a través de la vivencia de los grandes valores éticos.
Decir “no puedo vivir sin valores” refleja la importancia central que tienen en mi vida.
Los valores humanos y cristianos son como un ancla que me sostiene y una brújula que me guía, y vivir sin ellos podría llevarme a un vacío emocional, confusión y desconexión conmigo mismo y con los demás.
Los valores dan significado a mi vida, definen lo que considero importante, ya sea el amor, la fe, la honestidad, la justicia o la libertad. Sin ellos, sería difícil encontrar propósito en mis acciones diarias.
Si vivo con valores, estos me proveen estabilidad emocional, los valores son un refugio en los momentos de incertidumbre, ayudándome a tomar decisiones que estén alineadas con lo que realmente soy.
Los valores que tengo, otras personas también los tienen y por eso me conectan con los demás.
Los valores compartidos son la base de relaciones auténticas. La confianza, el respeto, la fraternidad y solidaridad nacen de ellos.
Mis valores construyen mi identidad, me hacen único. Son un reflejo de mis experiencias, mi cultura y mis creencias. Sin ellos, perdería el sentido de quién soy.
En cambio, cuando no se tienen valores, es fácil caer en comportamientos impulsivos, en una vida sin dirección o en relaciones superficiales.
Alguien que no valora la honestidad podría encontrar difícil confiar o ser confiable, lo que podría debilitar sus vínculos sociales y su paz interior.
Sin valores soy fácil víctima del mundo, de lo superficial y me alejo del camino del amor, de la fe y pierdo el rumbo de mi vida.
Mis valores no solo me definen, sino que también me dan fuerza. Por ello me aferro a ellos y trato de vivir en coherencia, esta es una manera poderosa de encontrar paz y felicidad.
Si siento que algo en mi vida no está alineado con mis valores, he de reflexionar sobre ellos, ya que pueden ayudarme a tomar mejores decisiones y reencontrarte conmigo mismo.
Señor quiero vivir guiado por los valores cristianos.
Señor amado,
hoy me pongo en tu presencia con humildad y gratitud, reconociendo que Tú eres mi guía y mi fortaleza.
Te pido que ilumines mi mente y mi corazón para vivir conforme a los valores que me enseñaste a través de tu Hijo Jesucristo.
Dame amor para amar a los demás como Tú nos amas, perdonando y sirviendo con un corazón generoso.
Concédeme humildad para reconocer mis errores y depender de Ti en todo momento.
Regálame fe inquebrantable para enfrentar los desafíos de la vida confiando en tus promesas.
Dame paciencia para aceptar tu voluntad y perseverancia para seguirte cada día.
Enséñame a ser justo en mis palabras y acciones, buscando siempre el bien y la verdad.
Señor, hazme un reflejo de tu paz, tu bondad y tu misericordia.
Ayúdame a ser luz en medio de las tinieblas y a vivir siempre con integridad, siendo testigo de tu amor.
Gracias, Padre, por estar conmigo en cada paso de este camino. Todo lo que soy y lo que tengo lo pongo en tus manos.”
Lee, medita y comparte
P. Óscar
No hay comentarios:
Publicar un comentario