Hasta la Conferencia del Episcopado se ha unido a pandilleros como el exconvicto de narcotráfico Guy Philippe para demandar la renuncia del presidente Ariel Henry.
Pero con la crisis institucional que afecta al país, la renuncia de Henry, quien siquiera cuenta con el reconocimiento de la comunidad internacional, generaría un peligroso vacío de poder.
En un momento tan confuso es comprensible que el impopular gobernante se atrinchere en el cargo para dar tiempo a una intervención extranjera.
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Los últimos acontecimientos ratifican la necesidad del despliegue de tropas internacionales para evitar que la nación termine bajo el control de las bandas.
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